Como siempre un fin de semana, había quedado con mis amigos para salir a dar una vuelta. Esa vez, estabas tú entre mis amigos y nos presentaron.
"Increíble", pensé. Me quedé boquiabierta con tus ojos. Unos ojos verdes preciosos.
Esa tarde, estuvimos paseando y jugando todos. Pasaron los días y venías de vez en cuando con nosotros para pasar el rato. Cada día me gustabas más. Y creo que yo a ti también. Con el paso del tiempo, íbamos confiando más uno en el otro y acercándonos más.
Un día, en una de las salidas, nuestros amigos me dejaron a solas contigo. Estábamos como siempre los dos hasta que, hubo un momento en que el mundo se detuvo y nos encontrábamos solo tú y yo. Nos acercamos muy poco a poco, lentamente. Solos nos quedaban unos centímetros que nos separaban y nos miramos a los ojos. Me perdí en tus preciosos ojos. Cerré los ojos y nos fundimos en un apasionado y esperado beso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario